cabalgando sus travesuras de niña mimada
consumiendo distancias
suspiros
Allá la veo con sus crines de yegua mariposa
riéndose de mis piernas cortas de mi transpirar y mis jadeos
Por esa esquina se perdió mi vista la muy maldita con su infame juventud
llevándose mis segundos
mis minutos
mis horas
mis días